“Diferencias entre burnout y agotamiento laboral” En algún momento y en mayor o menor medida sufrimos síntomas de agotamiento laboral.
A veces esos síntomas se hacen más patentes cuanto más cerca vemos las vacaciones. Supongo que muchos habéis sentido esa sensación de que la última semana se hace eterna, y es que nuestra mente está ya más en lo que llega que en el momento presente. Creando expectativas de que serán esas vacaciones, algo nada recomendable desde el Mindfulness, porque ya sabéis como eso nos puede llevar directamente a la frustración.
Pero hoy vengo a hablaros de otra cosa que me parece de suma importancia y es de la diferencia que existe entre el burnout y el agotamiento laboral, ya que la gravedad y las consecuencias de uno y otro son muy diferentes. Saber diferenciarlas nos puede ayudar en la prevención y el tratamiento precoz.
Al estar ambos tan estrechamente relacionados se pueden confundir. Incluso la diferencia en los síntomas es difusa sin embargo la gravedad entre ambos si marca una diferencia importante. En general, podemos decir que el agotamiento laboral puede predecir al burnout pero no al contrario.
¿Cómo podemos definir el agotamiento laboral?
Podríamos decir que el agotamiento laboral comienza con cansancio, en un inicio días sueltos y luego se va extendiendo en el calendario. Cuando la carga de trabajo es muy alta y ese cansancio perdura, surgiría la fatiga física y mental, debido a esa carga laboral intensa.
Este agotamiento es una respuesta normal del organismo ante estas situaciones, expuestos a sobrecarga de trabajo durante periodos largos de tiempo en los cuáles nos olvidamos de realizar los descansos necesarios.
Los síntomas típicos son cansancio, falta de energía, falta de concentración y una disminución de la capacidad de realizar las tareas laborales. Sentimos que no aprovechamos el tiempo y cada vez necesitamos más para realizar las mismas tareas. Es cuando nos sorprendemos por ejemplo leyendo la misma frase de un informe varias veces, lo que puede ser un buen indicador de que necesitamos un descanso o al menos un cambio de actividad.
A veces con unos cuantos minutos de descanso es suficiente, lo que sucede es que lo solemos pasarlo por alto y no dar importancia a la realización de pausas, entrando en una rueda de cansancio y fatiga que cada vez se va haciendo más inmanejable.
El agotamiento laboral se suele solucionar con el descanso y la recuperación adecuados, aunque siempre es mejor la prevención.
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¿Cómo podemos definir el burnout?
El burnout es un síndrome más grave y crónico. Generalmente está precedido por un agotamiento laboral mal gestionado.
Fue reconocido por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como un fenómeno ocupacional. Según esta organización el burnout afecta aproximadamente entre el 7 y el 10% de la población activa mundial.
El burnout se caracteriza por tres dimensiones principalmente:
- Agotamiento emocional
- Despersonalización (Actitudes cínicas o negativas hacia el trabajo)
- Sensación de ineficacia y falta de logro.
Es posible que a todos se nos venga a la cabeza la atención recibida por algún empleado de cara al público, desagradable, agresiva e inapropiada, y como generalmente pensamos o comentamos que esa persona está quemada. En las profesiones que no son cara al público la evidencia es más en la relación con compañeros, subordinados e incluso jefes.
Los síntomas más típicos son fatiga extrema, problemas de concentración muy acusados, distanciamiento emocional del trabajo, lo que se traduce en una falta de compromiso, baja motivación hacia las tareas a realizar y un malestar subjetivo de ineficacia y valía profesional.
Estos síntomas aparecen tanto en personas que trabajan por cuenta ajena como en emprendedores y autónomos, donde escuchar la necesidad de parar suele estar menos atendida.
Las intervenciones que se requieren para su tratamiento son más complejas que las necesarias en fases previas como puede ser el agotamiento laboral. Entre ellas sería incluir un entrenamiento e inclusión de actividades de autocuidado como pueden ser el Mindfulness y la Compasión. Generalmente hace falta un acompañamiento cercano o terapia psicológica y en bastantes casos es necesario incluir cambios en el entorno laboral e incluso llegar a un cambio del puesto de trabajo.
Como conclusión, tener en cuenta que mientras el agotamiento laboral puede ser temporal y se alivia con descanso, el burnout es una condición más severa y duradera que requiere intervenciones específicas y un enfoque integral para su tratamiento.
Os recuerdo algunas pautas para detectar el agotamiento laboral en sus inicios:
- Tomate un tiempo de reflexión y valora como te sientes. Observa si tienes más estrés del habitual y si tanto tu motivación como tu satisfacción con respecto al trabajo han disminuido.
- Registra durante un tiempo como te sientes, tus síntomas físicos y mentales. Te puede ayudar a detectar cambios en ellos.
- Observa posibles cambios en tu comportamiento, como pueden ser irritabilidad, procrastinación o aumento de conductas poco saludables.
- Observa tus niveles de energía y si no se recuperan incluso tras periodos de descanso.
- Observa si estás perdiendo interés o motivación por tus proyectos o responsabilidades laborales.
- Estate atento a cualquier cambio de sintomatología física, dolores musculares, de cabeza, trastornos digestivos.
- Pregunta a amigos y familiares de confianza en cómo te perciben y si han notado cambios en ti.
- No subestimes los síntomas. Detectar el agotamiento laboral en sus primeras etapas es importante.
Mi recomendación final
Observa los síntomas. El agotamiento laboral puede preceder al burnout si no les hacemos caso y abordamos el problema a tiempo.
Aprende a meditar, incluyéndolo como una rutina en tu vida. Aprovechas los descansos para socializar y disfrutar de la conexión con otras personas.
Aprovecha el buen tiempo y las horas de sol para salir a la naturaleza.
Lee, escucha música relajante.
Los retiros de práctica te ayudarán en todo ello.
Si los síntomas persisten en el tiempo o se agravan consulta con un especialista.