Sentí decepción, rabia, injusticia, tristeza y ansiedad. Pero me llevé mucho más. Aprendí de la impermanencia, de la falsedad, de que hay quién actúa por detrás de forma impune, del dolor emocional de la decepción, del sabor de la traición, y que todo puede estar compaginado con el aprecio y la admiración. Del peligro de la envidia. También aprendí a ser más fuerte y a mirar a los ojos con convicción.
Me ha servido para atreverme, para saltar, para salir de la zona de confort y darle una nueva oportunidad a mi vida. Me ha servido para crecer, para tener más clara la importancia de trabajar el ego. Para saber que puedo y que siempre hay salida. Gracias por todo ello.
Gracias por todo lo que me has enseñado, por todo el tiempo compartido, por los buenos momentos y por haberme utilizado en tu desarrollo, aunque haya sido desde el maltrato laboral. Algo me quieres, aunque ahora no quieras verlo, así que también gracias por ello. Te dejo mi espacio vacío y recogido, yo ya estoy en otro camino.